Zona Epipelágica (0-200 metros):
Animales: En esta zona, encuentras una amplia gama de vida marina, como peces, delfines, ballenas, tortugas marinas, calamares, medusas y muchos otros organismos que pueden moverse libremente en la capa superior del océano.
Humanos: Los buzos recreativos pueden sumergirse a esta profundidad.
Zona Mesopelágica (200-1,000 metros):
Animales: Algunos peces y calamares migran a esta zona, aunque en menor cantidad. La vida es escasa en comparación con la zona superior debido a la falta de luz.
Humanos: Los buzos técnicos entrenados pueden sumergirse hasta estos niveles.
Zona Batipelágica (1,000-4,000 metros):
Animales: La vida es limitada, pero aún se pueden encontrar peces de aguas profundas, calamares gigantes, algunos crustáceos y medusas.
Humanos: La tecnología submarina avanzada, como los sumergibles, puede explorar estas profundidades.
Zona Abisal (4,000-6,000 metros):
Animales: Los organismos que viven aquí están adaptados a la presión extrema y la falta total de luz. Incluyen especies únicas como peces de aguas profundas, gusanos, bacterias y otros seres bioluminiscentes.
Humanos: Solo vehículos submarinos no tripulados y dispositivos tecnológicos pueden alcanzar estas profundidades.
Zona Hadal o Fosas Abisales (más de 6,000 metros):
Animales: Los organismos que habitan aquí son extremófilos adaptados a la presión abrumadora y a menudo se encuentran cerca de fuentes hidrotermales. Incluyen varias especies de gusanos, crustáceos, bacterias y otros microorganismos.
Humanos: Los humanos no pueden sumergirse a estas profundidades debido a la extrema presión del agua. Solo se han explorado a través de sumergibles controlados de forma remota.
Los océanos, vastos y diversos, albergan una rica biodiversidad, desde las icónicas ballenas y peces en la superficie hasta seres fascinantes en profundidades intermedias como calamares gigantes y peces adaptados a la penumbra. En las fosas abisales, la vida marina alcanza su máxima singularidad, con seres extraños adaptados a la oscuridad total y presiones extremas, como anguilas sin ojos y cangrejos, planteando cuestiones sobre la evolución y sostenibilidad de los ecosistemas oceánicos, fascinando a científicos y público por igual.